•  16/12/2019 09:38

Una tarde, el Hermano Gao se apresuró, agarró la Biblia y corrió a la casa del Hermano Gui... Cuando llegó, los dos se sentaron en el sofá. El Hermano Gao abrió la Biblia y dijo: “Hermano Gui, he encontrado un problema en mi lectura de la Biblia y no sé cómo resolverlo. Siento que este problema es la clave para que alcancemos la vida eterna a través de nuestra fe en el Señor, así que me apresuré a buscar la respuesta contigo”.

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