En el primer día, el día y la noche de la humanidad nacen y permanecen gracias a la autoridad de Dios

Veamos el primer pasaje: “Y Dios dijo: Que haya luz; y hubo luz. Y Dios vio la luz, que era buena; y Dios dividió la luz de la oscuridad. Dios llamó a la luz Día, y llamó a la oscuridad Noche. Y la noche y la mañana fueron el primer día” (Génesis 1:3-5). Este pasaje describe el primer acto de Dios al principio de la creación, y el primer día que Dios pasó en el que hubo una noche y una mañana. Pero fue un día extraordinario: Dios empezó a preparar la luz para todas las cosas, y, además, la separó de las tinieblas. En ese día, Dios comenzó a hablar, y Sus palabras y autoridad existieron una al lado de la otra. Su autoridad comenzó a manifestarse entre todas las cosas, y Su poder se extendió entre ellas como consecuencia de Sus palabras. Desde este día en adelante, todas las cosas se hicieron y permanecieron gracias a las palabras de Dios, la autoridad de Dios, y el poder de Dios;

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Perdonar setenta veces siete y el amor del Señor

1. Perdonar setenta veces siete (Mateo 18:21-22) Luego vino Pedro hacia Él y dijo: Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano que ha pecado contra mí? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, pero hasta setenta veces siete. 2. El amor del Señor (Mateo 22:37-39) Jesús le dijo: Tú amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y principal mandamiento. Y el segundo es similar: ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos pasajes, uno habla del perdón y el otro del amor. Estos dos temas destacan realmente la obra que el Señor Jesús quería llevar a cabo en la Era de la Gracia.

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