Cheng Huize es colaboradora de una iglesia clandestina en China. Lleva muchos años creyendo en el Señor y trabajando para Él con entusiasmo inquebrantable. Asume muchas responsabilidades en la iglesia y tiene compasión por sus hermanos y hermanas. Conforme su iglesia se iba quedando más desolada cada día, la maldad dentro de la misma era cada vez más frecuente. El pastor propuso activamente que la iglesia fundara una fábrica, llevó a los seguidores por el camino a la riqueza y también los incitó a unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías, de modo que pudieran contar con ayuda del Gobierno comunista chino. Esto provocó un intenso debate.
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