¡Hola! Todos los días, me desenvuelvo haciendo mi trabajo y sirviendo en la iglesia, como así también cuidar a mi familia. Así que todos los días me encuentro ocupada con estas cosas. Aunque haya lidiado con muchas cosas, mi corazón siempre está vacío. No sólo no tengo nada que decirle al Señor mientras le rezo, sino que mi espíritu está seco e inhóspito. Además de esto, me resulta difícil callar mi corazón mientras leo la Biblia. Porque siempre me molestan estos asuntos externos. Por esta razón, me siento bastante molesta y no tengo idea de cómo resolver esta dificultad.
Más información